El Ágora
La democracia en Centroamérica es un tema complejo y profundamente debatido. Aunque la mayoría de los países de la región se autodefinen como repúblicas democráticas, la realidad política, social y económica revela grietas que cuestionan la solidez de esos sistemas.
En Guatemala más de la mitad de la población es joven, alrededor de un 60%. Y si contamos a los menores de 35 años como jóvenes, llegamos al 70%. Con semejante mayoría, lo lógico sería que la juventud se involucrara de lleno en la política. Pero la pregunta es: ¿por qué hasta ahora? La verdad es que fue después de las elecciones de 2023 cuando los jóvenes decidimos levantarnos y organizarnos. Nos tardamos, pero aquí estamos.
Durante ya suficientes años se ha dicho que «los jóvenes son el futuro». Aunque es cierto que suena inspirador, también funciona como una excusa para mantener a la juventud al margen de la sociedad. Nos empujan con el pretexto de que se tiene que esperar, aceptar, sonreír y, sobre todo, no tomar cartas en el asunto. Mientras tanto, otros deciden por nosotros, y las consecuencias no solo las sentimos en nuestro presente, sino también en nuestro futuro.
Hace unos años, la organización del estado era un tema que muchos evitaban como si fuera una clase extra de matemáticas un viernes por la tarde. Se hablaba en tonos serios, en canales serios, con gente seria. Había que esperar a leer el periódico por las mañanas, ver noticias, y tratar de entender discursos largos y a veces vacíos. Pero algo cambió: La política se volvió viral. Hoy, cualquier persona con un dispositivo puede enterarse en segundos de una crisis internacional, un escándalo de corrupción o una marcha masiva. Todo desde una historia de Instagram o un hilo de Twitter.
Karl Marx afirmaba que la religión es el opio del pueblo. Sin embargo, en nuestra época, marcada por la politización de lo cotidiano y la cultura del conflicto, me atrevo a decir que el verdadero opio contemporáneo son las ideologías.
¿Sabías que tu celular roto podría estar contaminando el agua que bebes y el aire que respiras? Cada año, Guatemala genera miles de toneladas de basura electrónica que, en su mayoría, terminan sin tratamiento adecuado, afectando gravemente nuestro ambiente y la salud de comunidades enteras. Este problema invisible es más cercano de lo que imaginas.
En Guatemala, hablar del privilegio se ha vuelto algo incómodo, o incluso tabú. No por lo que significa como tal, sino por lo que revela. Reconocer la existencia de privilegios, aunque sean mínimos, implica aceptar que vivimos en un país profundamente desigual, donde las oportunidades no están repartidas de manera igualitaria.
Existe una creencia ampliamente extendida de que en la mesa no se debe hablar de deporte, religión ni política. Sin embargo, esta norma social, lejos de fomentar la armonía, ha creado una cultura del silencio donde las personas reprimen sus opiniones por temor a la confrontación.
En la cultura de países que suelen sufrir de crisis, como es el caso de Guatemala, existe una fascinación por la figura del líder fuerte, alguien con carisma y promesas de “solución para cualquier problema”. Este tipo de personaje se vuelve el rostro de la esperanza, del cambio, e incluso del milagro.
Un voto informado es un voto más poderoso
Este manual fue elaborado como una propuesta cívica que entrego en mi tesis de 4to. año de bachillerato y lo dirigido principalmente a los jóvenes que emitirán por primera vez su derecho de votar en el 2023.